Escapada a Amposta, visitando Delta del Ebro y ‘Festa del Mercat’

Siempre he pensado que el verdadero viajero no necesita viajar a largas distancias para sentirse realizado, siempre podemos viajar a lugares cercanos, lo realmente importante no es la distancia, sino la mirada con la que lo hacemos. En esta ocasión, nos desplazamos a Amposta, capital del Montsiá, en el entorno del Delta del Ebro, situado a menos de dos horas del centro de Barcelona. Un lugar que merece la pena ser conocido por sus recursos turísticos, que en su mayor parte giran en torno al Parque Natural del Delta del Ebro.

Nacimiento del Río Ebro en Fontibre (Cantabria)

Nacimiento del Río Ebro en Fontibre (Cantabria)

Para un nacido en Cantabria, como yo, al otro extremo del río Ebro, es muy interesante ver el resultado final de aquel riachuelo que nace en Fontibre y se va enriqueciendo a medida que cruza nuestra península ibérica, representando todo un cauce de vida allá por donde pasa.

Empezamos la visita en la Oficina de Turismo de Amposta, que además hace las funciones de Centro de Interpretación del territorio, con sus dos exposiciones permanentes («Las Tierras del Ebro: de la prehistoria a la Edad Media» y «El Ebro, camino de agua») que nos introducen en el marco natural de su situación en la desembocadura del Ebro, determinante de la identidad de este lugar y de sus gentes. Un didáctico recorrido museístico por los productos de Ebro «km. 0» de las Tierras del Ebro (o en catalán, Terras de l’Ebre), en un edificio remozado y renovado en 2011, a partir de un antiguo matadero de los años 30.

Visitando el Espai Ebrekm0 de Amposta

Visitando el Espai Ebrekm0 de Amposta

El turismo que visita esta zona no es un turismo masificado, de sol y playa (aunque haya playas magníficas), sino un turismo familiar, responsable, interesado por el medio ambiente, por los pájaros y por los recursos naturales. La oferta hotelera no es muy amplia, aunque sí resulta suficiente para el volumen de turismo actual, contando con 6 hoteles, además de numerosos alojamientos rurales y viviendas de uso turístico, junto con varios campings. En esta breve escapada, visitamos la zona durante un día, sin llegar a pernoctar, pero en caso de hacerlo os recomendaría el Camping Eucaliptus, que además de contar con unas excepcionales instalaciones comunes (restaurante, zonas de juego, piscina, estanque artificial), tiene alojamiento en bungalows, por si no tenéis tienda o autocaravana, que sería lo habitual entre los campistas. Los viajeros que allí se acomodan valoran especialmente la cercanía a las zonas de observación ornitológica y a las lagunas donde se cultiva el arroz, sin olvidar su acceso directo a la magnífica playa del Eucaliptus, de 6 kms. de longitud.

Laguna central del Camping Eucaliptus de Amposta

Laguna central del Camping Eucaliptus de Amposta

La orografía del Delta del Ebro es especialmente apropiada para el cultivo del arroz. En un entorno donde el río se convierte en delta, disminuyendo su velocidad y estancándose en lagunas, donde la tierra se vuelve arena, se pueden realizar muchas actividades turísticas, además de las agropecuarias. Así, por ejemplo, se puede disfrutar de playas con horizontes infinitos, hacer senderismo o pasear en bicicleta por todas partes sin esfuerzo, disfrutando de vistas de todo el Delta, perchar con auténticas barcas como las que usaban los pescadores de las lagunas, observar las aves y pájaros que pueblan estas lagunas (destacando flamencos y patos), y por supuesto degustar la amplia variedad de arroces autóctonos y de «km. 0» como las alcachofas o las anguilas. Y si aún te parece poco, disfrutar de los amaneceres y puestas de sol en un paisaje mágico.

Si hay una zona especialmente diseñada por la naturaleza para el cultivo del arroz, es esta, con amplios humedales y altas temperaturas. Además, por supuesto, de la albufera valenciana. De hecho, existen numerosas similitudes paisajísticas entre ambas zonas, que también se perciben en el tipo de construcciones. No es fruto de la casualidad, ya que según nos cuentan el cultivo del arroz en el Delta del Ebro es más reciente que en la Albufera valenciana, y fueron precisamente arroceros valencianos quienes se vinieron a vivir aquí para enseñar a los amposteños, construyendo sus barracas al mismo estilo y con los mismos materiales (cañas y barro) que en tierras valencianas.

En La Tancada, una de las dos lagunas que visitamos, pudimos observar los flamencos que habitan en la laguna, discretamente camuflados desde una de las casetas de observación ornitológica. Aunque creo que estos flamencos ya están más que acostumbrados a la presencia humana, y estaban posando para que les hiciéramos fotos.

Actividades acuáticas y agropecuarias en el Delta del Ebro

Actividades acuáticas y agropecuarias en el Delta del Ebro

Imbuidos por el espíritu de los antiguos pescadores de la zona, en nuestra visita dimos un divertido paseo en barcas de perchar por la vecina Llacuna de l’Encanyissada, en un área de canales cerrada para esta actividad, que organiza la empresa Lo Mas de la Cuixota. Se trata de unas barcas de fondo plano, sin timón ni quilla, y en las que la navegación se impulsa y dirige gracias a la percha que el patrón maneja hábilmente. No os preocupéis, que con 5 minutos de explicación introductoria, es suficiente para adquirir las nociones suficientes para perderse media hora entre los cañaverales y volver sanos y salvos al punto de partida, a pesar de que las barcas no respondan como tú esperabas que lo hicieran.

Estas actividades son perfectas para abrir el apetito y pasar a degustar los productos típicos de la zona, preparados al estilo tradicional. Para ello, nada mejor que dirigirnos al restaurant l’Estany – Casa de Fusta, ubicado junto a la laguna de l’Encanyissada.

Gastronomía típica del Delta del Ebro

Gastronomía típica del Delta del Ebro

Viajero Digital en acción antes de comer el arroz

Viajero Digital en acción antes de comer el arroz

El edificio es una antigua barraca, adaptada para su uso como restaurante, cuya cocina se basa, por supuesto, en los productos locales tradicionales, como anguila «ortiguillas», mejilones, arroces, que degustamos con auténtico placer. No en vano somos viajeros curiosos y hambrientos, que nos gusta conocer y comernos lo más autóctono de cada lugar. Eso sí, después de fotografiarlo, filmarlo, y compartirlo en las redes sociales, que ante todo somos travel bloggers 2.0.

Después de comer, nada mejor que un relajante y romántico paseo en barco por el río Ebro, desde el puerto de Amposta hasta Tortosa y vuelta. La empresa Lo Sirgador es quien ha vuelto a la vida el uso de estas barcazas, que antiguamente se usaban para llevar mercancías desde la costa hasta el interior. Actualmente, son barcos de nueva construcción, pero reproduciendo el diseño y estilo de los antiguos. En esta ocasión, y a modo de recreación histórica, pudimos disfrutar de un paseo, amenizado por un espectáculo de canción francesa de los años 20, a cargo del personaje de Danielle (encarnado por la cantante Pili Cugat), una mujer que según cuentan dejó su pequeño café bohemio en París, para venirse a vivir a Amposta. El Ebro no será el Sena, pero ¡qué delicia es escuchar «La vie en rose»! mecidos por el río Ebro y por la brisa de una calurosa primavera. De los mosquitos no hablo, porque a esas horas aún no habían aparecido.

De vuelta a tierra firme, continuamos este viaje en el tiempo 100 años atrás. En las calles de Amposta, como cada año, sus habitantes se visten a la usanza de esa época, conmemorando el inicio de la modernidad, que venía representada por la puesta en marcha del alumbrado eléctrico, en una multitudinaria fiesta, la «Festa del Mercat» que se celebra el tercer fin de semana de mayo. Es una fiesta que merece la pena conocerse y vivirse muy de cerca, por la amplia implicación de sus ciudadanos, comercios, locales, en trasladarse juntos en el tiempo. Hay concursos de todo tipo, como los de aparadorismo (lo que hoy se llamaría escaparatismo, pero al estilo de hace 100 años), talleres de indumentaria tradicional, de bailes populares de principios del s. XX, de gastronomía, espectáculos circenses. representaciones teatrales, la recreación del mercado de época, etc.

¿Cómo eran las barberías a principios del s. XX?

¿Cómo eran las barberías a principios del s. XX?

La «Festa del Mercat» empezó a celebrarse en 2008, para recordar el centenario de la concesión del título de ciudad por el Rey Alfonso XIII, el 19 de mayo de 1908. En aquella época, Amposta era una ciudad eminentemente agrícola, que empezaba a experimentar un crecimiento urbanístico, económico y social muy importante. Pero el momento que marcaría la chispa detonante del inicio de la modernidad sería la inauguración del alumbrado eléctrico en 1917, del que este año 2017 se celebra su primer centenario. En realidad, este «chispazo» tuvo repercusión a nivel mundial, dando un paso de gigante en el progreso de la sociedad. Algo comparable a lo que hace unos años supondría la generalización del uso de internet, pero esta ya sería otra historia.

Recomiendo especialmente darse un paseo en carreta de época (nada de lujosas calesas, he dicho carreta, que estamos en una localidad agrícola), tirada por un caballo, que por cortesía de los «Amics del Cavall d’Amposta» nos llevan por la avenida de La Rápita hasta el Puente Colgante y nos devuelve al punto de partida. Un puente al estilo modernista, que es todo un icono emblemático de la ciudad de Amposta.

Paseo a caballo hasta el Puente Colgante de Amposta

Paseo a caballo hasta el Puente Colgante de Amposta

Un recorrido por sus animadas calles, nos sumerge de nuevo en el tunel del tiempo, disfrutando con sus espectáculos circenses del Circo Mozzarella, sus bailes tradicionales, y ¡cómo no! de nuevo con su gastronomía más tradicional. La suave temperatura primaveral invita a todos a disfrutar de la tarde en sus terrazas, de sus vermuts, y de sus tapas más clásicas. Así lo hacemos, y nos aposentamos en la Taverna de la Unión Filharmónica, donde degustamos el plato tradicional de fiesta (surtido de brasas con alioli y xanfaina).

Contemplando el atardecer junto al Puente Colgante sobre el Ebro

Contemplando el atardecer junto al Puente Colgante sobre el Ebro

Ponemos punto final a nuestra jornada, contemplando la puesta de sol junto al Puente Colgante. Un momento para quedarse embelesado disfrutando de las vistas, … pero los mosquitos empiezan a despertarse y nos recuerdan con su punzante presencia que el día toca a su fin. Volveremos, con más tiempo y menos prisas, porque Amposta tiene mucho que ofrecer al viajero. ¿Verdad?

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