Mi padre siempre me había hablado de aquel terrible incendio, que espoleado por el viento Sur asoló el centro de Santander, como un recuerdo imborrable de su infancia. Entonces, él tenía casi 9 años, y tuvo la suerte de que no llegó a afectar a la casa en la que entonces vivía, pero sí a muchos de sus familiares. En cambio, más de 10.000 santanderinos lo perdieron todo, sus casas, sus negocios, sus recuerdos… Desde entonces, al viento Sur le tenemos mucho más que respeto, incluso miedo. Como el que teníamos también, las pasadas navidades, a los múltiples focos de fuego que surgieron (presumiblemente provocados) a lo largo de toda la cornisa cantábrica, coincidiendo con el viento Sur que sopló durante toda una semana.

Tal día como hoy, se cumplen 75 años de la tragedia. El 15 de febrero de 1941, hacia las 20 horas, se desencadenó el terrible incendio que destruyó gran parte del casco histórico de la ciudad de Santander. Una serie de fortuitas circunstancias provocaron un incendio en el nº 20 de la calle Cádiz (dicen que un cortocircuito o quizás por un fuego de brasero), el cual fue avivado por el fuerte temporal de viento Sur (más de 140 kms./hora), extendiéndose en pocas horas al corazón de la ciudad. Las construcciones, antiguas, con viejas vigas de madera, fueron pasto perfecto para las llamas. Según cuentan, de los 376 edificios destruidos, 200 lo fueron en las dos primeras horas, pero el fuego no cesaría hasta pasadas 40 horas, dejando a su paso más de 120.000 m2 de ruinas y escombros, en la zona que aglutinaba el 90% de la vida comercial de Santander.

Imaginad por un momento la situación en la que se encontraban los santanderinos de aquella época, que además de sus casas, perdieron toda referencia física a sus recuerdos, viviendo en un Santander totalmente distinto a aquel en que se criaron, sintiéndose desarraigados, viviendo como extranjeros en su propia ciudad. Aquel incendio fue un duro impacto sobre sus recuerdos de la ciudad.

La reconstrucción posterior no puede considerarse exactamente como tal, sino como algo nuevo, ya que partió de un nuevo diseño de ciudad, mirando hacia el futuro, incorporando las ventajas de un diseño funcional, pero con los inconvenientes de perder la riqueza histórica y arqueológica del Santander medieval e incluso gran parte de su pasado romano. Hoy en día, la ciudad presenta en su centro un aspecto moderno e impersonal, sin apenas vestigios visibles de su pasado, salvo la honrosa excepción de los restos de la antigua muralla medieval que se pueden visitar bajo la plaza Porticada. A raíz de su descubrimiento casual, con motivo de la construcción de un parking subterráneo, la ciudad de Santander se ha reconciliado en cierto modo con su pasado histórico, incorporando dichos restos arqueológicos al Anillo Cultural, que es el epígrafe bajo el que se encuadran los recursos museísticos y culturales de Santander, y en el que ahora muy acertadamente se incluye también el Incendio de Santander.

Web oficial dedicada al Incendio de Santander

Han tenido que pasar 75 años para que los santanderinos recuperemos la memoria histórica de aquella tremenda catástrofe, y recordemos la efemérides con una serie de actos conmemorativos coordinados por el Ayuntamiento de Santander, y apoyado por otros partners y colaboradores como NEC, El Diario Montañés, CDIS, los Bomberos, Universidad de Cantabria, Diócesis de Santander, Cementerio de Ciriego, y la asociación Mil Velas.

Hoy, 15 de febrero, a las 20 horas, las campanas de la Catedral tocarán a fuego, iniciando los actos en recuerdo de la tragedia, que empezarán en el Claustro de la Catedral, con la interpretación de la Banda Municipal de Música, y la proyección de un audiovisual con imágenes del incendio, rodadas en 16 mm. por Carlos Pereda, y cedidas por su nieto. Curiosamente, hoy también en Santander hay alerta amarilla por lluvias y fuertes vientos (aunque no será viento Sur), que contribuirán a recrear el clima previo al pavoroso incendio.

Para quienes no lo vivimos, resulta de especial interés recuperar los recuerdos del Santander previo al incendio y de la propia tragedia que cambió radicalmente la fisonomía de la ciudad. Con este fin, se van recogiendo los testimonios gráficos y sonoros en el «Taller de la Memoria del Incendio» que elabora el Centro de Documentación de la Imagen de Santander (CDIS). Además, el Ayuntamiento de Santander toma parte activa en la conmemoración, contando desde ahora con una nueva página web disponible en la dirección www.incendiosantander.com en la que los ciudadanos podrán consultar la programación del 75 aniversario de esta efemérides, y que se convertirá además, por su carácter permanente, en un nuevo recurso informativo y documental sobre el incendio que asoló Santander en 1941.

También El Diario Montañés, en paralelo, como testigo permanente de los aconteceres en la ciudad de Santander, recopilará en la sección 75 Aniversario del Incendio todas las noticias relativas a esta conmemoración, incorporando hoy, día 15, un especial multimedia sobre el incendio. Se trata del especial ‘Del fuego a la ceniza’, una apuesta informativa que combina información, datos históricos, imágenes de entonces, protagonistas, fotografías del ayer y del ahora en un mismo encuadre. ¡Lástima que toda esta documentación no se incluya en la web oficial del Incendio de Santander!, que es donde debería estar recogida.

Punto de información sobre el incendio

A los viajeros digitales como yo les encanta visitar «in situ» los lugares donde han sucedido los hechos, y para ello nos resultará muy útil recorrer la Ruta del Incendio.

Se trata de un recorrido por la ciudad, adecuadamente señalizado con una serie de tótems interactivos, en los que se nos mostrarán las imágenes del Santander de 1941, superpuestas a las actuales y reales, explicando la historia de lo que pasó en cada punto del recorrido. Estos 10 tótems estarán disponibles a partir de marzo, y permitirán hacer ese «viaje en el tiempo» que tanto tiempo llevo deseando, por el recorrido del incendio, al que los santanderinos llaman irónicamente «el andaluz», porque empezó en la calle Cádiz y terminó en la calle Sevilla.

¿Me acompañas? ¡Vamos allá!

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