La «Batalla del Vino» de Haro es una Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2011, y abre el calendario de grandes fiestas veraniegas en España. Con toda seguridad, es la fiesta más divertida que haya vivido.
Índice de contenidos
PREÁMBULO
En el momento de escribir este post (julio 2020) están suspendidas las fiestas populares para evitar grandes concentraciones de personas, es decir, todas y en todo el mundo. No obstante, tenemos que recordar nuestras fiestas para poder revivirlas con más ganas en los años posteriores. Es por ello que ahora toca escribir sobre la fiesta que estos días habría dado el pistoletazo de salida al verano en España: la batalla del vino, de Haro (La Rioja).
Afortunadamente, el 29 de junio de 2022 se ha recuperado de nuevo esta celebración. ¡Viva la Batalla del Vino!
INTRODUCCIÓN: VIDEO DE LA BATALLA DEL VINO
El año 2019, fue mi bautizo en la «Batalla del Vino«, una refrescante experiencia vivida en el momento más oportuno, en plena ola de calor. Tengo un amasijo de recuerdos y sensaciones de lo más variado: la sensación placentera del refrescante combate líquido en el que jugamos como niños grandes, la bulla del baile junto a las charangas, el olor a vino impregnado hasta en los huesos, y una sonrisa de satisfacción cruzando mi cara de oreja a oreja. Y todo ello, a pesar de estar sufriendo una gastroenteritis aguda que no anulaba mis ganas de fiesta.
«Si el vino viene, viene la vida«, decía el poeta Horacio Guarany. Llenos de vida están los jarreros en el momento álgido de su fiesta, la llamada «batalla del vino» que cada año se celebra en los Riscos de Bilibio, bajo la ermita de San Felices, patrono de Haro. Excepto en 2020, que por razones sanitarias (la pandemia del covid19) se ha tenido que suspender, algo que no sucedía desde hace 80 años (por la Guerra Civil).
LAS FIESTAS MAYORES DE HARO
Las fiestas mayores de Haro duran una semana y festejan a tres santos muy cercanos en el calendario: San Juan, San Felices y San Pablo, aunque el patrono es solo uno, San Felices de Bilibio (el 25 de Junio). Estas finalizan apoteósicamente con la batalla del vino que siempre se hace el 29 de junio (día de San Pablo).
ORIGENES HISTÓRICOS DE LAS FIESTAS
Se cuenta que el origen histórico de esta celebración proviene de un conflicto territorial entre Miranda de Ebro y Haro, por la posesión de la zona de los riscos de Bilibio. El reino de Castilla estableció por sentencia que para mantener su dominio, los vecinos de Haro deberían acudir a los riscos de Bilibio cada día de San Pedro. Allí es donde el Regidor Síndico de la villa coloca en la parte alta el pendón de la ciudad, en señal de posesión. Si los jarreros no acudiesen a la cita un año, perderían el dominio de la zona y volvería a la jurisdicción de Miranda de Ebro.
Desde el siglo XV, el concejo de Haro promovía una romería desde Haro hasta los Riscos de Bilibio. Allí es donde se encontraba la cueva con los restos de su patrono San Felices de Bilibio, un anacoreta que fue maestro de San Millán de la Cogolla. Por aquel entonces ya se organizaban allí misas en honor al santo y los correspondientes almuerzos posteriores.
En el siglo XVIII se construiría la primera ermita en los riscos en honor a San Felices, consolidándose como parte de esta celebración la tradicional romería en peregrinación desde los pueblos cercanos.
En 1964 se inauguraría el monumento a San Felices, quien desde lo alto de los riscos parece saludar a quienes salen de la Rioja para entrar en territorios burgaleses.
Posteriormente se realiza una restauración en el año 2003, adquiriendo su actual configuración.
HISTORIA DE LA BATALLA DEL VINO
En algún momento del siglo XIX, y de forma casual, surgiría la chispa que prendería hasta convertirse en lo que es hoy la fiesta. El caso es que, un 29 de junio cualquiera, cerca de la ermita, bajo el sol abrasador, los jarreros estarían almorzando como siempre tras la misa. Después de haber recorrido a pie el trayecto desde Haro, a alguno de ellos se le ocurriría la feliz idea de refrescar con el vino de su bota a sus vecinos de mesa, a lo que estos replicarían con idéntico gesto. Ese sería el detonante de los bautizos de vino. La batalla del vino había nacido. El vino, que aquí nunca ha faltado, se usa como munición en este incruento combate, que ha pasado a ser la esencia de la fiesta.
El Diario de La Rioja del 29 de junio de 1898 recogía lo siguiente:·»para cuando este número llegue a las manos de mis queridos lectores, ya habrá pasado a la historia la típica romería de Bilibio; tendremos unas cuantas cántaras de vino menos en las bodegas y algunas de más entre el cuerpo y el traje…»
La gente comía y bebía hermanada, y cantaban y reían hasta desfallecer. Y así la tradición de la batalla ha continuado hasta convertirse en lo que es hoy en día.
LA FIESTA ACTUAL
Fiesta en la Herradura
El ritual se repite cada año, comenzando la celebración la víspera del día de San Pedro. Al anochecer, todas las peñas jarreras y los cientos de visitantes, se dispersan por la zona de la Herradura, visitando sus numerosos bares, y bailando al ritmo de las charangas callejeras.
Es momento para disfrutar del buen vino, del baile y, si el ruido te deja, hasta de una animada conversación tanto con los amigos como con los foráneos, hasta que el cuerpo aguante. Los más prudentes, nos retiramos a tiempo, porque el día siguiente habrá que madrugar; en tanto que los más jóvenes y fuertes llegarán a empalmar la noche con el día.
Subida a las campas y a la ermita
En todo caso, jóvenes y mayores, madrugadores y trasnochadores, nos dirigimos al amanecer al lugar de la batalla: las campas situadas bajo los riscos de Bilibio, a unos 7 kms. de Haro. Muchos realizan el trayecto caminando, o en autobús, o bien en automóvil, hasta llegar a los aparcamientos dispuestos para la ocasión.
Hay que tener presente que la misa en San Felices empieza a las 8:45, y una vez finalizada, a eso de las 9:30, se lanza el chupinazo que marca la señal de inicio de la batalla del vino. Pero desde las 8 ya está llegando mucha gente. Francamente no creo que todos sean capaces de esperar al cohete para empezar, estoy seguro que algún chorrito de vino ya se habrá escapado antes.
La batalla del vino
Cabe mencionar en este momento que el uniforme de las fiestas en Haro es ropa blanca (camisa y pantalón) con pañuelo rojo. O lo era, hasta la mañana del día de San Pedro. Os podéis imaginar cómo acabarán estas prendas tras la batalla del vino, suerte hay de que sea en el último día.
Una vez llegados allí, la primera imagen que tengo grabada en la mente son los ríos de vino que caen por las cunetas de la carretera. No es una metáfora, es un río real. Se estima que ese día se reúnen allí unas 12.000 personas, tirándose unos 70.000 litros de vino con todo tipo de artilugios. Aún descontando los que se puedan beber, siguen siendo muchos litros de vino derramados. Cabe mencionar que este vino, aún siendo bebible, no es de calidad, se trata de excedentes que no han superado la calidad requerida para su embotellado, así que no nos duelen prendas en tirárnoslo por encima.
Al poco de empezar a caminar por el camino que lleva hasta la ermita, pasando por la campa y los merenderos, empieza a caerte el diluvio universal (de vino) encima. Tiradores apostados con pistolas de agua en los laterales del camino serán los responsables de que no quede nadie seco, ni limpio.
La subida hacia las campas es una batalla campal, de todos contra todos, con todo tipo de utensilios: botas de vino (que sería lo tradicional), pistolas de agua, bombas sulfatadoras, jarras, botellas de plástico, etc. En definitiva, sirve cualquier utensilio que pueda contener líquido, reutilizable y que no sea de vidrio. Este día nadie se va a molestar porque le mojes con vino, al contrario, se agradece la refrescante ducha.
Una vez empapados de vino completamente, y olvidado ya el blanco original de la ropa, nos sumimos en la fiesta, bailando al ritmo de las charangas y compartiendo los últimos litros de vino que nos queden por verter sobre nuestros rivales en la batalla.
Almuerzo campero
Llegados a este punto, hay que reponer fuerzas. Es la hora del almuerzo, que puedes traerte de casa, o bien compartir el que organizan los miembros de tu peña, o el de la peña de tus amigos.
Nosotros fuimos gentilmente acogidos por la peña de Bodegas Muga (desconozco el nombre exacto de la peña), donde podíamos degustar los clásicos guisos de caracoles y otras viandas riojanas, regados por un buen vino de Muga (este sí que es para beber y degustar). Está claro que en un viaje a La Rioja, nunca pasarás hambre, y además harás amigos.
Regreso a Haro
Llegados a este punto, es el momento de reunirse de nuevo para volver a Haro, no sin antes hacer balance de la batalla.
Aquí no hay bajas, afortunadamente, aunque las ropas quedan para el arrastre. Era algo con lo que ya contábamos. Por eso ya iba prevenido a sacrificar una vetusta camiseta blanca y un vaquero, desgastado más allá de donde la moda permite.
Restos de la batalla que quedaron para ser recogidos en el baño del hotel donde nos alojamos, tal como nos aconsejaban en el mismo.
Las vueltas a la Plaza de la Paz
La batalla finaliza con la llegada de los romeros, con las peñas y la música de las charangas a la villa de Haro, hacia las 12 h., donde dan varias vueltas alrededor de la Plaza de la Paz. Seguidamente, marchan en pasacalles hasta la Plaza de Toros, donde se soltarán varias reses bravas (vaquillas) para disfrute de los asistentes.
10 REGLAS PARA VIVIR LA BATALLA DEL VINO
- Tener muy claros los dos únicos objetivos: Divertirse y mojar de vino al prójimo a toda costa.
- Vestir de color blanco, con el pañuelo rojo típico de fiestas.
- Usar armas homologadas, que no son otras sino botas de vino, botellas (no de vidrio), jarras, calderos, sulfatadoras, pistolas de agua, y en general cualquier recipiente que pueda contener líquidos y expulsarlos. La munición es el vino (peleón) que si no lo tienes, te lo facilita el propio ayuntamiento.
- No dejar de reír y cantar mientras dure la batalla.
- Si ves a alguien con alguna parte de su vestimenta en blanco, vé a por él. Ese será tu objetivo prioritario.
- No confíes en nadie, tus conocidos serán tus primeros enemigos. Y viceversa.
- Mientras haya vino, las charangas seguirán tocando, y después también. Aquí nadie se rinde antes de tiempo.
- La batalla termina cuando se acaba la munición (el vino peleón).
- Si ves que la gente se sienta en los merenderos a comer caracoles o chuletillas al sarmiento, ya podemos dar por terminada la batalla. Es la hora de pasar al almuerzo.
- A tu regreso, tira la ropa que has usado. Ni exprimiendo el vino que lleva te servirá para nada.
10 CONSEJOS PARA DISFRUTAR LA FIESTA
- No te pongas ropa buena, a la que tengas cierto apego, reutiliza tus viejas camisetas. Procura además que sea ligera para que se seque rápido. No compres prendas blancas en los «chinos» ya que esos días hacen su particular agosto y las venden a precios exagerados.
- Usa calzado cómodo (lo ideal son sandalias abiertas), ya que vas a caminar, saltar y bailar a tope.
- Si te molesta el vino en los ojos, puedes llevar gafas de buceo o de protección industrial.
- Si no quieres caminar hasta el campo de batalla, tienes dos opciones:
- A) Utilizar los autobuses gratuitos que el ayuntamiento pone en servicio desde la zona del puente del río Tirón (muy aconsejable).
- B) Si vienes en coche, puedes aparcarlo en los aparcamientos habilitados por el ayuntamiento, solicitando el necesario permiso de aparcamiento en el Centro Municipal de Cultura (o por email a cultura@haro.org), a partir del 16 de mayo del mismo año. Pero te aseguro que hay mucha caravana para llegar allí desde Haro. Para el viaje de vuelta, no olvides forrar los asientos con plásticos, si en algo estimas a tu coche.
- Si no tienes munición propia (es decir, vino peleón), puedes solicitar cántaras de vino al ayuntamiento, a través también del Centro Municipal de Cultura. Como ves, todo está previsto.
- Si quieres hacer fotos o video, protege bien tu cámara o móvil con fundas de plástico. Utilizálo lo menos posible, porque en cualquier momento puedes ser duchado en vino.
- Desayuna y almuerza bien, si quieres llegar con energía suficiente para dar las vueltas.
- Si vienes de fuera, busca alojamiento con mucha antelación.
- Leer bien el programa de fiestas para no perderte nada.
- Los menores de edad también pueden celebrar su versión infantil de la batalla del vino, el día 27 junto al polideportivo El Ferial. La munición en este caso es mosto.
DIFUSIÓN INTERNACIONAL
Los guiris saben muy bien dónde hay fiesta y jaleo en España, y no podían faltar en Haro. Esta fiesta es considerada como la antesala de los Sanfermines, y quienes recorren medio mundo para venir a Pamplona la incluyen en su calendario de vacaciones. Desde la batalla del vino de Haro hasta llegar al colofón con la tomatina de Buñol, les espera un verano festivo a tope.
Queda claro que esta fiesta despierta un gran interés internacional, y que por tanto podría optar a ser declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. De hecho, existe un vivo debate en la sociedad riojana, entre la situación actual, en que la fiesta es hasta cierto punto cómoda y manejable, y el riesgo de que su internacionalización oficial pudiera llegar a masificarla como los sanfermines. Al fin y al cabo, el espacio en el que se celebra es limitado (las campas bajo los Riscos de Bilibio) y con la cantidad de asistentes actual se puede celebrar la batalla sin incidentes reseñables.
DONDE ALOJARSE EN HARO
La oferta de alojamientos en Haro es muy completa y variada. He visitado esta villa en varias ocasiones y te recomiendo mis dos opciones favoritas:
La primera opción, si quieres estar en pleno centro de Haro, es el Hotel Los Agustinos, de la cadena Eurostars. Se trata de un antiguo convento, que ha tenido diferentes usos a lo largo de su historia, hasta llegar a convertirse en hotel en 1989.
La otra sugerencia, si aprecias el turismo rural con encanto, a muy pocos kilómetros, tienes un alojamiento rural espectacular, el Hotel Torrefuerte Rural, en Baños de Rioja. Destaca tanto su ambientación medieval, como la amabilidad de su dueña y gerente, Ángela, responsable de la increíble restauración que llevó a cabo en esta torre del s. XIII.
Ambos son edificios históricos y muy bien acondicionados para disfrutar a tope de tu estancia en la Rioja Alta, con todas las comodidades modernas.
CONCLUSIÓN
Aunque pueda parecer un caos, o una «guarrería», puedo asegurar y aseguro, «in vino veritas» que he disfrutado como un niño en la «Batalla del Vino«, mojando y siendo mojado en vino. Es como visitar un parque acuático, pero con vino. El ambiente es de camaradería y de buen rollo, y todo está muy bien organizado. Estoy seguro que alguna vez más repetiré, porque la fiesta de verdad no entiende de edades ni de condiciones. Todos mezclados y hermanados en vino, y con una gran sonrisa que aún me viene cada vez que recuerdo esta experiencia.
Por último, no tengo palabras suficientes para agradecer a Turismo de La Rioja todas las facilidades para conocer la fiesta en profundidad, y por tanto para la elaboración de este reportaje en mi blog.
También merece especial mención nuestro guía nativo en la batalla del vino, Oscar Ayala de Globos Arco Iris. Hablaremos de los viajes en globo en otro post, más adelante, que hay tiempo para todo.
¿Y tú? ¿te animas? cada día que pasa falta uno menos para la próxima batalla del vino.